Chapter 4: Capítulo 3: El encuentro con Kira
Cuando Cale llegó al jardín, soltó la mano de Ameri y se dio la vuelta para mirarla con una sonrisa traviesa.
—¡Hermana, vamos a jugar, sí! Juguemos a las escondidas. Yo me escondo y tú me encuentras, ¡pero no hagas trampa, eh! Hehe. Cuenta hasta 200. ¡Adiós!
Ameri observó cómo su pequeño y travieso hermano corría hacia los árboles, suspirando mientras se giraba hacia un tronco para comenzar a contar en voz alta.
---
Cale se adentró en un área densa del bosque, donde los árboles se agrupaban como si quisieran ocultar secretos. Al llegar allí, se sentó entre unas raíces, esperando pacientemente que su hermana terminara de contar. Sin embargo, un pensamiento inoportuno lo invadió, como siempre le ocurría en medio de este tipo de juegos.
—¿Por qué cada vez que me escondo me dan ganas de hacer pis?
Con un suspiro resignado, Cale se levantó y se adentró más en el bosque en busca de un lugar donde pudiera resolver su urgencia. Tras caminar un rato, encontró un claro con buena vista del entorno. Decidió que era el lugar perfecto. Desabrochando sus pantalones y sacando a su "compañero", comenzó a regar las plantas.
Mientras terminaba, un escalofrío recorrió su espalda. **Sentía que alguien lo estaba observando**. Se giró rápidamente y vio unas pequeñas **orejas amarillas con una franja azul claro** asomándose tímidamente detrás de un árbol. Cale se abrochó los pantalones apresurado y se acercó con curiosidad.
Frente a él, de pie sobre dos patas, estaba un **zorrito** que lo miraba con curiosidad. Sin dudarlo, Cale imitó la postura del animal y lo observó detenidamente. El pelaje del zorro era como nada que hubiera visto antes: una base amarilla, patas y cuello blancos, y rayas azules no solo en sus orejas, sino también en sus mejillas. Sus ojos brillaban de un azul claro, reflejando una inteligencia y una emoción difícil de definir.
Se miraron en silencio durante varios segundos, como si ambos estuvieran intentando comprenderse mutuamente. De repente, el zorro giró sobre sus patas y salió corriendo hacia el bosque. **Cale lo siguió** sin pensarlo dos veces.
---
El pequeño zorro se detuvo frente a la **entrada de una cueva**. Se giró y miró a Cale con atención. Luego, levantó una pata al aire, y **una nube comenzó a formarse sobre ellos**. El cielo se oscureció rápidamente, y el sonido de los truenos retumbó en el aire. Antes de que pudiera reaccionar, **un rayo cayó del cielo** y golpeó a Cale directamente.
El impacto lo empujó hacia atrás, haciéndolo caer al suelo. Sus ropas se ensuciaron de barro y se rasgaron por el impacto, pero Cale se levantó lo más rápido que pudo, su corazón latiendo desbocado.
—¡Espera! —gritó mientras se tambaleaba hacia adelante—. ¡No quiero hacerte daño! Solo tenía curiosidad por saber a dónde ibas.
El zorro no le dio tiempo de reaccionar antes de lanzar otro rayo que lo tumbó de nuevo al suelo. **Cale se desplomó** en el barro, dolorido, pero determinado. Con una voz calmada, susurró:
—Sentí que había algo especial entre nosotros... como si estuviéramos conectados de alguna manera.
El zorro bajó lentamente la pata, dejando de convocar los truenos. Cale, cojeando, avanzó despacio hasta quedar cara a cara con el animal. **Le tendió una mano** con cuidado, dejando que el pequeño zorro decidiera si quería acercarse. Al principio, el zorro mostró desconfianza, pero tras unos segundos de tensión, se relajó.
Con un suspiro de alivio, Cale se dejó caer al suelo, **sentando al zorro sobre su regazo**. Mientras lo acariciaba suavemente, habló con una sonrisa en los labios.
—Parece que has estado viviendo solo en esta cueva... ¿Qué te parece venir a vivir conmigo? Podríamos jugar y explorar juntos. Te prometo que tendremos una familia cálida. ¿Te gustaría?
El pequeño zorro lo miró por unos segundos más antes de **asentir con la cabeza** y dejar escapar un suave aullido de aprobación.
—Hehe, ¡qué lindo eres! Bueno, compañero, desde hoy tu nombre será **Kira, el zorro del trueno**. ¿Te gusta?
Kira aulló alegremente en respuesta, pero, en ese mismo instante, ambos sintieron un dolor punzante en el pecho. **Cale y Kira se desmayaron al mismo tiempo**, cayendo sobre el suelo frío de la cueva.
---
Cuando Cale abrió los ojos, estaba tumbado en el suelo con Kira recostado sobre su pecho. El zorro también despertó al mismo tiempo, sacudiendo ligeramente la cabeza. Cale dejó escapar un suspiro.
—Supongo que este debe ser el contrato de vínculo de alma del que habló la diosa... —Se rió entre dientes—. Si no fuera por el desmayo, seguro que habría dolido como el infierno.
Con Kira en brazos, Cale se levantó y **emprendió el camino de regreso a casa**, sin tener idea de cuánto tiempo había estado inconsciente. Cuando llegó al jardín, vio que los **sirvientes** corrían de un lado a otro, buscando algo frenéticamente. Uno de ellos lo vio primero y gritó para avisar a los demás.
—¡Aquí está el joven maestro!
Los sirvientes se apresuraron hacia él, preocupados al ver su estado: cubierto de **barro y con la ropa rota**, y cargando a un pequeño zorro en sus brazos. Intentaron quitarle a Kira, pero **Cale se negó a soltarlo**.
Finalmente, los sirvientes llevaron al pequeño maestro a la mansión, donde un médico lo revisó. El veredicto fue claro: Cale necesitaba **descansar durante dos meses** para recuperarse por completo. Después de la revisión, Cale supo que le tocaba enfrentar algo peor: **la furia de su hermana y su padre**.
---
Cuando entró en la sala con Kira en brazos, vio a **Ameri** y su padre sentados en un sofá, ambos con expresiones severas. **Cale se sentó frente a ellos**, y entonces comenzó la **reprimenda más larga de su vida**. Ameri lo miraba con el ceño fruncido, exigiendo saber por qué había desaparecido durante tanto tiempo.
—No voy a dejarte solo ni un segundo hasta que te recuperes —dijo Ameri con determinación—. Así no podrás hacer más tonterías.
Al final del sermón, ambos miraron al pequeño zorro que Cale sostenía.
—¿Quién es ese? —preguntó su padre, arqueando una ceja.
Cale, sin querer entrar en detalles, sonrió con inocencia.
—Es un espíritu contratado. Decidí que vivirá conmigo.
Henri se quedó pensativo por un momento.
—Tu madre tenía un poder similar, aunque solo podía oír a los espíritus de vez en cuando —murmuró.
Ameri, con un brillo en los ojos, **tomó a Kira en sus brazos** y comenzó a jugar con él.
Esa noche, Cale supo que su cama ya no sería solo suya. Ahora, había un **nuevo miembro en su hogar**.
Y, para su sorpresa, **le encantaba la idea**.