Jenn×Emma×Allen

Chapter 53: Error; Recuerdo



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Pensando unos segundos, Allen miró a Drake, sus ojos reflejando una mezcla de curiosidad y preocupación antes de preguntar: "Por cierto, no mencionaste mi identidad al alcalde, ¿no?"

"Por supuesto que no," respondió Drake con seguridad, su voz firme. "Lo único que mencioné fue la colaboración de Tim Burton junto a otro joven escritor." Mientras hablaba, comenzó a explicar las últimas conversaciones que había tenido con el alcalde, gesticulando levemente como si tratara de enfatizar la importancia de su papel en la situación.

'Grave error... con eso es suficiente,' pensó Allen, sintiendo cómo las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar en su mente. Aunque había logrado entender la situación, una sensación de incertidumbre se apoderó de él. La idea de que sus acciones pudieran tener repercusiones inesperadas lo inquietaba.

Tim, al verlo tan concentrado en sus pensamientos, decidió que Allen debía tener una idea clara al respecto, así que, confiando en su capacidad, dejó que el tema fluyera en su mente y lo dejo en sus manos.

 Mientras tanto, en la parte trasera del avión, Emma, Georgie, Percy y los demás pasaban el tiempo juntos, conversando animadamente y viendo películas de acción o algunas de terror. La risa y el bullicio llenaban el ambiente, creando una atmósfera de camaradería. En cuanto a Jenna, ella se quedó durmiendo en su asiento, escuchando música con sus auriculares, completamente ajena al caos y la emoción que la rodeaban.

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Bajo una lluvia torrencial que parecía no tener fin, una joven corría con todas sus fuerzas en una dirección desconocida. El viento azotaba su rostro, y cada paso parecía más pesado que el anterior. De repente, tropezó y cayó al suelo, lastimándose la rodilla. Un grito de dolor salió de sus labios.

"¡Argghh, duele! Maldición... maldición, no... no puedo más," murmuró, su voz quebrándose poco a poco en llanto. Las lágrimas se mezclaban con la lluvia, creando un torrente de emociones desbordantes que inundaban su mente, corrompiendo sus pensamientos y llenándola de desesperación.

A lo lejos, un niño disfrutaba de un helado, sentado bajo un paraguas. Observaba a la niña llorando en el suelo con una mirada indiferente, pero había en su expresión una calma que no parecía pertenecer a un niño de su edad.

El llanto de la joven fue interrumpido al darse cuenta de algo extraño: la lluvia a su alrededor había dejado de caer sobre ella. Al mirar hacia su costado, vio a un chico de su edad, agachado, sosteniendo un paraguas, protegiéndola de la tormenta. La sorpresa la tomó por asalto, y en su confusión, balbuceó: "¿Qué…?".

El chico la miró durante unos segundos, su rostro impasible, y dijo con un tono directo: "Disculpa, pero tus llantos son molestos. ¿Podrías callarte?"

La joven, aún abrumada por sus emociones, solo pudo llorar nuevamente, sus sollozos resonando en el aire cargado de lluvia. La indiferencia del chico la irritó, pero él, sin perder la paciencia, decidió optar por otro enfoque. Guardó silencio mientras observaba cómo, entre llantos, la joven se desahogaba: "¡Ya no aguanto, la presión que todos me ejercen, el cansancio y la fatiga me están matando...!"

"¿Y?" preguntó el chico de manera fría y cortante. Esa simple palabra fue un shock para ella. Se dio la vuelta, su tristeza y enojo estallando en un grito: "¿Dijiste y? ¡Estúpido! Es por eso que nadie me entiende, son todos idiotas. ¡¿Tú qué sabes de dolor si nunca pasaste por lo que yo pasé?!"

"..."

La respuesta del chico fue un silencio gélido, pero su expresión cambió. Una sonrisa aterradora apareció en su rostro, aunque solo duró un instante antes de que volviera a su semblante indiferente.

"Déjame terminar," continuó, su voz manteniendo un tono de desdén. "¿Y acaso planeas dejar todo de lado? ¿Acaso no tienes un sueño que cumplir? ¿No quieres ser alguien importante? ¿Sabías que solo los estúpidos hacen eso? Niña idiota, y estúpida."

"¡Deja de llamarme idiota! ¿Acaso tú no eres también un niño?!" La joven, alterada, se levantó con la determinación de hacerse valer. El chico simplemente la miró, sus ojos fríos y directos.

"No me interesa oír los lloriqueos de una niña. Demuestra que no vas a rendirte y que no eres una idiota." Los constantes insultos del chico comenzaron a calar hondo en la joven, y poco a poco, el llanto fue reemplazado por un gran enojo y frustración. Era como si el chico estuviera manipulándola emocionalmente, pero en realidad, estaba intentando sacarla de su estado de abatimiento. Ella tenía un objetivo, y esos obstáculos y dificultades no debían desviar su camino.

El joven continuó conversando con ella durante un rato, desafiándola y provocándola. Poco a poco, Jenna empezó a calmarse y recuperar su compostura, la rabia transformándose en una determinación renovada. Finalmente, la joven dio un profundo suspiro y, con una chispa de resolución, dijo: "Te voy a demostrar que puedo lograrlo... ehmm... ¿cómo te llamas?"

"Soy... Kayn, y tú eres?" habló Allen, sintiendo una ligera satisfacción al verla sin llorar y con una mirada resuelta.

"Jenna Marie Ortega, un gusto conocerte, Kayn," respondió Jenna, dejando que una sonrisa tímida pero genuina se dibujara en su rostro, sintiendo que, de alguna manera, había encontrado un aliado en medio de la tormenta. 

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