Chapter 14: Coco Cañón
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—Hoy empiezan las lecciones del resto del profesorado. Es imperdonable que algunos de ustedes no digan su nombre o no presten atención. Es una actitud estúpida de alguien que desea morir.
—Eso es todo. Prepárense y vayan a la torre de las clases.
***
Al lado de la torre, un salón completamente de vidrio permite la entrada de los rayos solares. Aquí se encuentra la clase de Biología Demoníaca.
—Encantada de conocerlos, clase de inadaptados. Bienvenidos a la torre de las plantas. Soy Susie Stolas y estaré a cargo de esta clase —dijo la profesora, con una sonrisa imponente.
—Hoy haremos florecer una flor con magia. Extiendan su mano hacia el brote y digan *¡Cuan Cuan!* Usen su poder mágico e imaginen la forma que quieren darle.
Mientras los demás seguían las instrucciones, Cale se cruzó de brazos, pensativo. Estaba considerando cuidadosamente qué tipo de flor haría.
En el piso superior, se escuchaban murmullos.
—¿Es el becado? ¿También es uno de los "tres grandes"? —decían.
Los "tres grandes" estaban conformados por Iruma, Alice y Cale, gracias a sus impresionantes logros en las pruebas iniciales y sus habilidades mágicas.
Alice, curioso, se acercó a Iruma y Cale, quienes tenían mesas vecinas.
—Ellos son de años superiores. Cuando anunciaron los rangos, vinieron a observarnos —comentó Alice.
—Miren, es el Consejo Estudiantil.
—Normalmente nunca vienen a los cursos inferiores.
—¿A qué habrán venido?
Alice, sin perder tiempo, se dirigió a Cale.
—Cale, ¿tu hermana no es la presidenta del Consejo Estudiantil?
Cale le devolvió un asentimiento tranquilo.
—¡¿Eh?! ¿Tu hermana es la presidenta? —exclamó Iruma.
—Sí, ese puesto le queda perfecto. Es extremadamente estricta con lo que hace. Por si no lo sabías, el Consejo organiza eventos y patea traseros de demonios problemáticos... o bueno, al menos eso hace mi hermana.
—Suena genial —admitió Iruma.
De repente, la conversación fue interrumpida por la voz de Sabro Sabnock.
—¡Vinieron a ver al próximo rey demonio! ¡Les mostraré mi poder! —gritó con entusiasmo.
Con confianza, extendió su mano hacia la maceta y gritó:
—¡Cuan Cuan!
La planta que hizo crecer era violenta, tanto que comenzaba a comerse su propia maceta.
—Admírenlo. Este es mi dios de la destrucción.
La profesora, observando la escena, lo evaluó.
—Te doy una B+.
—¡¿Por qué?! —protestó Sabnock, indignado.
Mientras tanto, Cale se levantó tranquilamente, extendió su mano hacia la maceta y pronunció:
—¡Cuan Cuan!
De inmediato, hizo crecer una planta con forma de cañón.
—Sabnock, como próximo rey demonio deberías ser capaz de resistir el poder de mi coco cañón —dijo, levantando la maceta y apuntando hacia Sabnock.
—Por supuesto, como próximo rey demonio debo ser... —pero antes de terminar, un coco en llamas salió disparado, impactando en su estómago y mandándolo fuera del salón.
—Te doy una A+ —dijo Susie con una sonrisa.
—¡Genial! —exclamaron los demás, admirados.
Iruma, sorprendido, observaba la magia de los demás.
—La magia es muy poderosa. Es interesante que todas sean tan distintas —comentó.
Cale, por su parte, lo miraba de reojo mientras acariciaba su coco cañón, curioso agarro la cuerda en la parte trasera y la jalo disparando un coco volador hacia Sabnok mandandolo a volar . De repente, vio a Iruma extender la mano con una luz azul. Lo que hizo crecer no fue una simple planta, sino un árbol gigante con flores de cerezo.
—Joder, me hubiese mantenido lejos —murmuró Cale, afirmándose en una rama mientras el árbol crecía descomunalmente.
Ese día, en un rincón de la escuela, floreció un cerezo.
***
—¡Presidenta! El becado logró algo prodigioso —informó uno de los miembros del Consejo Estudiantil.
—Esas flores solo existen en el mundo humano —respondió Ameri, frunciendo el ceño.
—¿Humano? —preguntó el asistente, confundido.
—Tendré que hablar con él... pero primero llama a mi hermano.
***
Cuando Ameri abrió la puerta de su oficina, encontró a Cale reclinado en su silla, con los pies sobre la mesa.
—Hermana, ¿por qué me llamaste? Tuve que dejar a mis familiares jugando con Clara en el árbol. No querían venir conmigo —dijo con fingida tristeza.
—Cale, tengo que hablar contigo sobre Iruma.
—URKK... Yo pensé que querías pasar tiempo con tu hermanito.
—Deja de bromear, esto es serio.
—¡Tch! Bien, dime.
Ameri lo miró fijamente y soltó su teoría.
—Creo que Iruma es humano. No puedo compartir esta información con los demás miembros del Consejo porque solo unos pocos demonios de alto rango saben que los humanos realmente existen. También conocen los antiguos tratos que hubo entre nosotros debido a la avaricia.
—¿Y cuáles son tus pruebas? —preguntó Cale, aparentando interés.
—Primero, siempre viene a la escuela caminando o en carruaje, nunca usa sus alas, ni siquiera en la prueba de vuelo. Segundo, muestra gran ignorancia sobre la cultura demoníaca. Y, por último, transformó su flor en un cerezo, un árbol que solo existe en el mundo humano.
Cale, tras escucharla, suspiró y respondió:
—Hermana, quizás solo tiene alas pequeñas que no le permiten volar. Sullivan podría tener una familia oculta, y, por último, recuerda que es nieto de uno de los demonios más poderosos. Quizás tiene acceso a la misma información que tú.
Se levantó de la silla y continuó:
—Si estás tan empeñada en descubrir su secreto, hazlo en privado. Será mejor que no involucres a ningún demonio que pueda esparcir rumores. Ah, y vi tu colección de libros prohibidos. No sabía que alguien tan seria y estricta como tú disfrutara del romance. Por cierto, tomé unas galletas de tu cajón de dulces secretos. Ahora me voy, no sé qué terminarán haciendo si los dejo más tiempo con Clara. Adiós.
Dirigiéndose hacia el árbol donde había dejado a sus espíritus y a Clara, soltó un suspiro.
—Qué tapadera más maravillosa. Me doy un 10/10. Ahora no me meterá en su investigación como si fuera Watson.
Al llegar, vio a sus tres espíritus y a Clara completamente manchados de pintura. En el tronco del árbol también habían pintado manos y patas. Cale, con una expresión de enojo, los llevó a todos al baño para limpiarlos.
—Nunca me lo ponen fácil... —murmuró mientras empezaba a restregarles la pintura.
Y así terminó otro día en Babylis, lleno de caos, magia y secretos por desentrañar.
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